Cada 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, con el objetivo de reflexionar sobre el uso racional de la energía y actuar en consecuencia.
La eficiencia energética se plantea como una de las políticas de freno para el cambio climático y la consecución de sociedades sostenibles, junto con el desarrollo de energías renovables y una política de transporte menos agresiva con el medio.
Ello no implica renunciar a la calidad de vida, sino la obtención de los mismos bienes y servicios energéticos empleando para ello menos recursos. Esto se consigue con la mejora de los procesos, la cogeneración, el reciclaje, el uso de productos menos contaminantes y un consumo inteligente, es decir, utilizar solo aquella energía que realmente necesitemos.
La eficiencia energética nos permite consumir menos energía para producir lo mismo que hace unas décadas. Gracias a ella, contaminamos menos y ahorramos más dinero y recursos.
El Día Mundial de la Eficiencia Energética (World Energy Efficiency Day) se celebra para recordar a ciudadanos, empresas e instituciones la importancia creciente de consumir mejor la energía. La efeméride se une a otras iniciativas de la Comisión Europea o de Naciones Unidas para concienciar de sus beneficios para el medio ambiente y la economía. Los consumidores pueden ahorrar entre un 20% y un 50% de energía gracias a pequeñas inversiones.
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